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Así me acerco al Corazón de Dios

- reflexiones sobre la oración -

Así me acerco al Corazón de Dios

- reflexiones sobre la oración -

Hasta el día de hoy, cuando atravesamos momentos difíciles, en los cuales nos sentimos frágiles, estancados, desmotivados. Entonces caemos en el siguiente dilema: Apoyarnos en nuestras propias fuerzas o simplemente inclinarnos ante Dios. Por el momento no hemos alcanzado a comprender que nuestro servicio en esta vida debe llevar consigo la gracia, el poder y la fuerza de Dios, ya que es ese Su mayor deseo. No hemos llegado a comprender del todo lo eficaz que es Su poder mediante la oración, mediante Su Palabra, mediante su tutela. El poder y la fortaleza del Señor son enormes, sin embargo, no lo aprovechamos tanto como deberíamos.

“La oración es el vínculo que te une a Dios. Es ser fiel al deber más importante del hombre.”

El Señor siempre oye y responde a nuestros ruegos: algunas veces de la forma en que deseas y otras de manera que ignoras, o que aún no puedes ver. En todo caso, siempre escucha y siempre responde. El secreto de una buena y perfecta oración es, básicamente, desconectarse de todo. Dejar a un lado lo que ocupa tus pensamientos y buscar ser uno con Dios, entrando en los aposentos de su corazón.

En la medida en que más te unes a Dios y dejas que su amor y su gracia guíen todos tus pasos, más logras y más fuerte te vuelves, ya sea en esta vida o en la venidera. Él trabaja y realiza su obra a pesar de que nosotros podamos sentirlo o no. A pesar de percibirnos fríos o en desierto.  Solo nos pide perseverar en ella con decisión. Por consecuente, que no nos sorprenda que en muchas cosas vayamos mejorando sin darnos cuenta por qué ni cómo.

Escápate un rato, varias veces al día, para estar con Dios. Tenlo siempre presente en tus pensamientos y en todo lo que hagas. Habiendo gozado de su compañía, te llevarás contigo un poco más de Su resplandor, de Su sabiduría, de Su poder y de Su Espíritu. Esto te ayudará en tus labores y en las decisiones que tomes.

La oración es el vínculo que te une a Dios. Es ser fiel al deber más importante del hombre. La oración hace descender la paz del Señor sobre ti. La oración sana, reaviva, regenera, edifica. Es la gracia salvadora de la humanidad. En la oración poco importa la postura del cuerpo, lo importante es la actitud del corazón.

Dios, nunca coloca en su puerta un cartel pidiendo que nadie lo moleste. Cada vez que alces los ojos hacia Él, que lo aclames, Él estará a tu lado, oyendo tus súplicas y Su Corazón se moverá en compasión. Jamás te rechazará, jamás se cansará de escucharte. Él nunca está demasiado cansado u ocupado. Cuanto más lo deseamos, más nos desea Él a nosotros. Bien dice el dicho: “Me hallan los que temprano me buscan”.

Recuerda siempre esto: Orar no es lo mínimo que podemos hacer. Es, por el contrario, lo máximo. 

Por Renzo S.

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