¿Cuáles son tus 30 monedas?

- todos somos como Judas-

Por Mike Zubiate

En el capítulo 26 del Evangelio de Mateo vemos que Judas busca a los sumos sacerdotes, acuerda que su paga por entregar a Jesús será de 30 monedas de plata y “desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregarlo”.

Al leer este pasaje, probablemente todos compartimos la misma reacción: rechazo ante Judas. Probablemente hemos pensado “qué horror, yo nunca haría eso”. Pero, ¿acaso no lo hacemos? Si bien Judas entregó a Jesús literalmente, nosotros también traicionamos a Jesús y lo cambiamos por otras cosas del mundo, que incluso valen menos que las treinta monedas de Judas.

¿Acaso nosotros no hemos preferido ver un rato de televisión en lugar de hacer oración? ¿No hemos cambiado el ir a misa para dormir unos minutos extra? Lo que estamos diciendo implícitamente en estos momentos es que, a veces, preferimos nuestra propia comodidad antes de estar con Jesús, y así lo vendemos por menos de treinta monedas. 

No solo traicionamos a Jesús cuando lo ofendemos a Él directamente, sino también cuando ofendemos a nuestro prójimo. Cuando perdemos la paciencia con esa persona que tanto nos cuesta, cuando somos egoístas, cuando somos indiferentes o cuando hablamos mal de alguien. Recordemos que Dios nos ama a todos, y eso significa que cuando herimos a nuestro prójimo, también herimos a Dios. Por eso, busquemos amar siempre a las personas que nos rodean, busquemos ver en ellas el rostro de Jesús, pues así también estamos alegrando y consolando su Sagrado Corazón.

Muchas veces queremos acompañar a Jesús en la Resurrección, pero no estamos dispuestos a acompañarlo a lo largo de su Pasión. Al igual que Pedro, preferimos cuidar nuestra imagen ante los hombres y tenemos miedo de lo que puedan pensar o decir de nosotros si anunciamos ser seguidores de Cristo. Cuando esto suceda, recordemos lo que dice Jesús en Marcos 8, 83 “Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.”  Muchas veces nos preocupamos más por las cosas de este mundo que son temporales y no por lo que Dios nos ofrece, que es eterno. Servir a Dios y hacer Su Voluntad debe ser siempre nuestra prioridad.  Si ponemos a Dios en su lugar, todo lo demás quedará en orden. Los planes de Dios son perfectos y mejores que los nuestros, aunque a veces nos cueste entenderlo.

En esta semana, busquemos poner a Dios primero y no cambiarlo por cosas efímeras. Hoy en su oración, los invito a pensar en cuáles son las treinta monedas por las que están ustedes entregando a Jesús, y con qué conductas lo están negando de la misma manera que hicieron Judas y Pedro. Pidámosle perdón a Dios por nuestras ofensas e intentemos tener algún gesto de reparación con ese Corazón que tanto ama y tan poco es amado.

Él siempre te espera con los brazos abiertos, depende de ti decidir volver a empezar.

Por Mike Zubiate