El amor de Dios es la causa última de todo lo que existe, la causa última de todo lo que ocurre, la causa última de nuestra existencia. Todo lo que Dios ha creado lo ha hecho por amor: nos ha creado por amor, sostiene todo en existencia por amor, nos busca después de que nos hemos alejado de Él, por amor. Se encarna, nos perdona y nos salva por amor. Sufre pasión y muerte por amor. Y sigue siendo el Amor que anda en búsqueda del corazón humano para restaurarnos, derramar sus gracias y su misericordia, para elevarnos a la dignidad de hijos De Dios. Él busca nuestro corazón porque nos ama.
“El amor de Dios es la causa última de todo lo que existe, la causa última de todo lo que ocurre, la causa última de nuestra existencia.”
San Juan Pablo II nos dice: “En Jesucristo Dios no sólo habla al hombre, sino que lo busca. La Encarnación del Hijo testimonia que Dios busca al hombre. Es una búsqueda que nace de los más íntimo De Dios y tiene su punto culminante en la Encarnación del Verbo. Si Dios busca al hombre, creado a su imagen y semejanza, lo hace porque lo ama eternamente en el Verbo, y en Cristo lo quiere elevar a la dignidad de hijo adoptivo. Dios busca al hombre movido por su Corazón de Padre. ¿Por qué lo busca? Porque el hombre se ha alejado de Él. El hombre se ha dejado extraviar por el enemigo De Dios. Buscando al hombre a través del Hijo, Dios quiere inducirlo a abandonar los caminos del mal, en los que tiende a adentrarse cada vez más- Hacerle abandonar el mal quiere decir derrotar el mal extendido por la historia humana. Derrotar el mal: eso es Redención”.
Dios creó a Adán y a Eva por puro amor. Ellos rompieron su relación de amor con Dios al dejarse llevar por la invitación del demonio: quieren ser como Dios, rebelarse a su condición de hijos, romper por desconfianza sus lazos de amor con Dios. Pero desde la caída del hombre, Dios busca restablecer su relación. Desea atraerlo de nuevo a su Corazón de Padre. Les promete un Salvador. Así se inicia la búsqueda de Dios por nuestros corazones, se inician las alianzas o restauraciones en la relación de Dios con la humanidad. Así comienza la gran aventura de amor que culminaría con la manifestación visible del Amor en la Cruz, cuando deja que después de muerto Jesús, su Corazón fuese traspasado, para donarnos a través de Su Llaga, los tesoros de Su Corazón.
Aunque el cristianismo es complejo, conteniendo misterios y verdades que a veces a la mente humana le cueste entender, es a la vez muy sencillo: el final de todo análisis se encuentra en el amor De Dios y a lo único que esas verdades nos deben llevar es a amar a Dios.