Serie: Demostrando la existencia de Dios

El argumento del ajuste fino

Por Mauricio Briceño

Serie: Demostrando la existencia de Dios

El argumento del ajuste fino

por Mauricio Briceño

Probablemente, el argumento de mayor sustancia científica que deduce razonablemente la existencia de Dios es el argumento del ajuste fino. Este argumento fue desarrollándose paulatinamente desde el siglo XX, a medida que se iba comprendiendo a mayor profundidad el universo: las leyes que lo rigen y sus características en su etapa inicial. En dicho sentido, es un argumento moderno en relación a los abordados anteriormente (recomendamos la lectura de El argumento cosmológico Kalam, El argumento de la causalidad y El argumento de la contingencia), y, por esto mismo, es atractivo para el lector contemporáneo, tanto científicos como filósofos, habiendo generado diversas posiciones en la comunidad científica actual.

El argumento puede resumirse de la siguiente forma:

1. El universo está ajustado finamente para la existencia de la vida.
2. Dicho ajuste fino se debe a una necesidad física, al azar o al diseño.
3. Pero no se debe a una necesidad física.
4. Tampoco se debe al azar.
5. Por tanto, se debe al diseño.
6. El Diseñador es Dios.
7. Conclusión, Dios existe.

Expliquemos de manera comprensible cada premisa y sustento. La premisa 1 menciona la existencia de un ajuste fino en el universo para que exista la vida. ¿Qué significa «ajuste fino»? Imaginemos la preparación de un pastel. Para obtener uno, requeriremos seguir una receta que nos indique qué ingredientes debemos emplear, por ejemplo, harina, mantequilla, levadura, etc. Además, la receta detallará cantidades precisas de estos ingredientes, por ejemplo, 500g de harina, 250g de mantequilla, 15g de levadura, etc. Podremos cocinar este pastel si seguimos este «ajuste» de ingredientes. Si nos desviamos ligeramente de este ajuste, quizás podríamos conseguir igualmente un buen resultado, pero si cambiamos considerablemente las cantidades, proporciones o ingredientes, no obtendremos un pastel o, en todo caso, obtendremos uno no agradable. En este sentido, además, este ajuste de ingredientes es «fino», pues solo ciertos finos rangos de valores y proporciones son útiles para preparar el pastel. Así también, el universo está «ajustado finamente» por leyes, constantes físicas y condiciones iniciales en su etapa temprana que permiten la existencia de la vida: una ligerísima variación en estas imposibilitaría la existencia estable del universo o dificultaría en grado sumo la existencia de la vida.

Evaluemos evidencias científicas. En primer lugar, veamos algunos ejemplos de ajuste fino relacionados a constantes físicas.

Entonces, la alternativa más razonable, es que el universo en el cual existimos haya sido diseñado. Y para que exista un diseño, es necesario una voluntad ordenadora, propio de un Ser Inteligentísimo, el cual ha definido las leyes del universo, sus constantes y sus condiciones iniciales.

  • La fuerza de la gravedad, comparada con la fuerza electromagnética, está ajustada para la vida. Si la gravedad hubiese sido un poco más débil (y/o el electromagnetismo más fuerte), las estrellas de secuencia principal, como el sol, habrían sido significativamente más frías y no explotarían en supernovas, que son la fuente principal de muchos elementos más pesados, como el oxígeno, carbono y hierro, claves para la generación de vida. Por el contrario, si la gravedad hubiese sido un poco más fuerte, las estrellas se habrían formado a partir de cantidades pequeñas de material, siendo mucho más pequeñas y de menor duración.
  • La fuerza nuclear fuerte, comparada con la fuerza electromagnética, está ajustada para la vida. Si hubiese sido más fuerte en un 50%, casi todo el hidrógeno se habría quemado muy tempranamente en el universo. El universo, por tanto, no tendría agua ni moléculas basadas en carbono, dado que la gran mayoría de estas requiere de hidrógeno, los cuales, también, son necesarias para la vida. Si la fuerza hubiese sido más débil en una cantidad similar, la nucleosíntesis estelar habría sido mucho menos eficiente y se habrían formado pocos elementos, si es que alguno, más allá del hidrógeno. Incluso, para la producción de cantidades apreciables de carbono y oxígeno en las estrellas, desviaciones pequeñísimas de dicha fuerza serían fatales.
  • En segundo lugar, observemos algunos ejemplos de ajuste fino relacionados a las condiciones iniciales del universo.

  • La densidad global de energía cósmica en el universo temprano está extremadamente cerca de su llamado «valor crítico». Si esta constante no hubiese estado cerquísima al valor crítico, la vida no podría haber existido: si hubiese tenido un valor ligeramente mayor, el universo habría vuelto a colapsar rápidamente y no habría alcanzado tiempo para la evolución de estrellas; si el valor hubiese sido ligeramente menor, el universo se habría expandido tan rápidamente que las estrellas y galaxias no hubieran podido condensarse.
  • La entropía inicial del universo debió haber sido extremadamente baja. Según el reconocido astrofísico Roger Penrose, los universos que «se parecen a aquel en el que vivimos» pueblan únicamente 1 parte en 10^10^123  del volumen disponible de espacio fásico. ¿Podría imaginarse el denominador de esta probabilidad? El número tiene tantos ceros que, si pusiéramos un cero en cada partícula de nuestro universo, requeriríamos de 10^43  universos para escribirlo.
  • En tercer lugar, comentamos brevemente que también la existencia misma de las leyes de la física es necesaria para la vida del universo. Al menos certeramente tres de las cuatro fuerzas fundamentales (la gravedad, la interacción nuclear fuerte y el electromagnetismo) tienen roles clave en la organización de sistemas complejos de materia. Un universo sin alguna de estas leyes no permitiría la vida según la conocemos. En suma, como afirmó Martin Rees, astrónomo británico, «las leyes que rigen nuestro universo parecen finamente ajustadas para nuestra existencia. […] Dondequiera que los físicos miren, ellos ven ejemplos del ajuste fino».

    La premisa 2 enumera simplemente tres posibles razones por las cuales el universo está finamente ajustado para la vida, estas son: la necesidad física, el azar o el diseño. La primera alternativa sostiene que existe una aún desconocida «Teoría del todo» (TOE) que explicaría el motivo físico por el cual el universo es de esta determinada forma. Afirmaría que el universo tiene que ser así y que no hay verdadera posibilidad de que el universo no permita la vida. La segunda alternativa establece que el ajuste fino se dio a través del azar: es un accidente que el universo tuviera condiciones que permiten la vida y somos increíblemente afortunados. La tercera alternativa propone un diseño: existe un Ser Inteligentísimo que diseñó el universo para que la vida exista.

    La premisa 3 descarta la alternativa de necesidad física. Esto es así principalmente dado que, en los modelos físicos, por definición, las constantes en las leyes físicas son independientes de estas leyes: las constantes no pueden ser calculadas o deducidas por estas, sino medidas en experimentos. Por otra parte, incluso los candidatos actuales más prometedores para una TOE, los cuales son la teoría de supercuerdas o la teoría M, fallan en predecir de manera única y necesaria nuestro universo. Por ejemplo, la teoría de cuerdas permite un «paisaje cósmico» de alrededor de 10^500 universos diferentes posibles, regidos por las leyes actuales de la naturaleza, por lo que no es efectiva para explicar de manera necesaria los valores observados en las constantes físicas. Incluso, el biólogo ateo Richard Dawkins, famoso crítico de la postura teísta, está de acuerdo con este hecho.

    La premisa 4 descarta la alternativa del azar. Las probabilidades de que el universo permita la vida son tan incomprensiblemente grandes que, aunque se pueda plantear la posibilidad de que sus características hayan surgido por azar, esto no puede ser planteado así razonablemente. Pongamos algunos ejemplos. Es posible que un avión Boeing 747 sea ensamblado a la perfección por un tornado si este reordena elementos de un depósito de chatarra, pero esto es improbabilísimo y lo más razonable es esperar que ello no suceda. Asimismo, si una persona atea juega al Póker y su contrincante obtiene una Escalera Real en veinte partidas consecutivas, muy probablemente no responderá «qué suerte has tenido» o «fue el azar» incluso aunque esto fuera posible, por el contrario, pensaría razonablemente que el contrincante está haciendo trampa, pues la probabilidad de obtener dicho resultado es extremadamente baja. Incluso si se toma la probabilidad de la teoría de cuerdas mencionada en la explicación de la premisa 3, que intenta explicar la «suerte» de nuestro universo, al ser comparada con la probabilidad entrópica de Penrose (premisa 1), no favorece significativamente el escenario para el surgimiento de las características finamente ajustadas del universo. Para solucionar el problema del azar, científicos han intentado postular, de maneras distintas, teorías de multiverso: no solamente existiría nuestra realidad física, sino también otras, muchísimas más, en las cuales las constantes físicas sean arbitrariamente distintas de las nuestras. Nuestro universo, entonces, entre todas las posibilidades, cuenta con las constantes adecuadas para la existencia de la vida: existen diversos universos, pero tenemos la «suerte» de existir aquí. Ejemplos de estas teorías son las variantes postuladas por los científicos Kaku, Susskind y Hawking. Sin embargo, las teorías multiuniverso no son propiamente teorías científicas: como explicó el epistemólogo Karl Popper, toda teoría científica debe poder ser contrastada con la realidad para ser una teoría como tal y, como dichas teorías plantean la existencia de otros universos inaccesibles a nuestra experiencia, no cumplen con dicha condición. En este sentido, el fundador de uno de los grupos más conocidos de teóricos de cuerdas, Daniel Friedman, afirma: «La confiabilidad de la teoría de cuerdas no puede ser evaluada, mucho menos, establecida. La teoría de las cuerdas no tiene confiabilidad como teoría de física». En suma, no son teorías falsables, no las podemos desmentir o confirmar mediante pruebas o experimentos. Estas teorías, por tanto, podrían ser consideradas un «escape forzoso» para evitar la última alternativa del ajuste fino: diseño. Esta situación es análoga a la siguiente: Si nos encontrarnos con un complejísimo castillo de arena en una playa, sería forzoso postular que existen tantísimas playas en el mundo (las cuales no podríamos siquiera conocer) que hacen más probable la creación de este castillo por azar…

    Entonces, la alternativa más razonable, es que el universo en el cual existimos haya sido diseñado, según afirma la premisa 5. Y para que exista un diseño, es necesario una voluntad ordenadora, propio de un Ser Inteligentísimo, el cual ha definido las leyes del universo, sus constantes y sus condiciones iniciales. La premisa 6 nota que, por medio de un análisis lógico descrito en los artículos anteriormente mencionados, este Ser Inteligentísimo se identifica con Dios, pues cuenta con características divinas como personalidad (inteligencia y voluntad), inmaterialidad, atemporalidad y eternidad (pues es no dependiente y externo a la realidad física).

    Conclusión: si en un razonamiento deductivo las premisas son verdaderas y el proceso deductivo es válido, la conclusión a la cual se llega es necesaria. Y no aceptar la conclusión sería irracional. Por tanto, Dios existe.

    Nos detenemos en este punto. Esperamos que el argumento del ajuste fino haya sido filosófica y, sobre todo, científicamente convincente para sustentar racionalmente la existencia divina. De igual manera, creemos necesario hacer notar al lector que este argumento es sustancialmente probabilístico. Si se desea confirmar con certeza metafísica la existencia de Dios, sugerimos las vías propuestas en artículos anteriores. No obstante, a través del ajuste fino encontramos que es más que sumamente probable su existencia. Además, apertura nuestro intelecto a la admiración de la creación divina y, en consecuencia, de su Creador, lo cual no necesariamente podría suceder en otras vías. De esta manera, será más sencillo entender y contemplar que «los cielos y la tierra cuentan la gloria de Dios, la obra de sus manos anuncia el firmamento, […] la ley de Yahveh es perfecta» (Sal 19, 2.8), que Él «es autor de obras grandiosas, insondables, de maravillas sin número» (Job 9, 10).

    1

     Premisas basadas en la formulación del ajuste fino por William Lane Craig, “The New Atheism and Five Arguments for God”, Reasonable Faith, 2010.

    2

    Martin Rees, Just Six Numbers: the Deep Forces that Shape the Universe, 2000, cap. 3.

      Jeanne-Philippe Uzan, “Varying constants, gravitation and cosmology”, Living Reviews in Relativity, 2011, sec. 4.

      Geriant J. Lewis y Luke A. Barnes, A Fortunate Universe: Life in a Finely Tuned Cosmos, 2016, cap. 4.

    3

     Bernard J. Carr y Martin J. Rees, “The anthropic principle and the structure of the physical world”, Nature, 1979.

    4

     Fred C. Adams, “Stars in other universes: stellar structure with different fundamental constants”, Journal of Cosmology and Astroparticle Physics, 2008.

      Luke A. Barnes, “The fine-tuning of the universe for intelligent life”, Publications of the Astronomical Society of Australia, 2012, secc. 4.7.1.

    5

     Martin Rees, Just Six Numbers: the Deep Forces that Shape the Universe, 2000, cap. 4.

      Geriant J. Lewis y Luke A. Barnes, A Fortunate Universe: Life in a Finely Tuned Cosmos, 2016, cap. 4.

    6

     J. MacDonald y D.J. Mullan, “Big bang nucleosynthesis: The strong nuclear force meets the weak anthropic principle”, Physical Review D, 2009.

    7

     Fred Hoyle, D.N.F. Dunbar, W.A. Wenzel, y W. Whaling, “A state in C12 predicted from astrophysical evidence”, Physical Review, 1953.

      John D. Barrow y Frank J. Tipler, The Anthropic Cosmological Principle, 1986, pag. 252-253.

      H. Oberhummer, A. Csótó, y H. Schlattl, 2000, “Stellar production rates of carbon and its abundance in

    the universe”, Science, 289(5476): 88–90.

      Luke A. Barnes, “The fine-tuning of the universe for intelligent life”, Publications of the Astronomical Society of Australia, 2012, secc. 4.7.2.

    8

    Martin Rees, Just Six Numbers: the Deep Forces that Shape the Universe, 2000, cap. 6.

      Geriant J. Lewis y Luke A. Barnes, A Fortunate Universe: Life in a Finely Tuned Cosmos, 2016, cap. 5.

    9

     Roger Penrose, The Road to Reality A Complete Guide to the Laws of the Universe, 2004, pag. 343.

    10

     Citado por William Lane Craig, “La existencia de Dios”, debate contra Christopher Hitchens, Universidad de Biola, 4 de abril de 2009, primera refutación.

    11

     Geriant J. Lewis y Luke A. Barnes, A Fortunate Universe: Life in a Finely Tuned Cosmos, 2016, pag. 26.

    12

     Richard Dawkins, The God Delusion, 2006, pag. 144.

    13

     Michio Kaku, Parallel Worlds: The Science of Alternative Universes and Our Future in the Cosmos, 2005.

    14

     Leonard Susskind, The Cosmic Landscape: String Theory and the Illusion of Intelligent Design, 2006.

    15

     Stephen Hawking & Leonard Mlodinow, The Grand Design, 2010.

    16

     Karl Popper, La lógica de la investigación científica, 1934.

    17

     Dante Urbina, ¿Dios existe?, 2016, pag. 157.

    Por Mauricio Briceño