Síguenos en redes:

Caminar sobre el agua

Si Yo estoy contigo, ¿por qué dudas?

Creer sin ver

Creer sin ver. Y cómo cuesta, y cómo fallo. Porque a pesar de haber experimentado a Cristo, de haberle visto ocuparse de mis cosas, después de vivir su amor en carne propia, también empiezo a dudar.

Leer más »

Totus Tuus: La visita a Lourdes

Visitar Lourdes fue una gracia. Llegué de noche. Hacía mucho frío pero el corazón estaba ardiendo. Caminé hacia la explanada frente al Santuario y la vi allí: hermosa, con la luna detrás, dándome la bienvenida. La imagen de la Virgen de Lourdes, que luce una corona preciosa, me saludaba, presentándome su casa.

Leer más »

Ser sal y luz

Hemos sido creados para ser sal y luz del mundo. Cristo ha querido valerse de nosotros, con nuestras debilidades, pecados, imperfecciones y faltas de amor. Él ha querido que nosotros colaboremos en su proyecto de salvación porque quiere que todos los hombres le conozcan y le amen. ¿Es posible ser sal y luz en medio de un mundo que parece rechazar a Dios? No solo es posible, es necesario; porque aunque parezca un mundo que lo rechaza, en realidad lo reclama a gritos, lo necesita, lo demanda. Es un mundo que necesita amor porque se está muriendo de frío. En medio de eso, estamos llamados a ser fuego que haga arder la tierra.

Leer más »

Un propósito: amarle mucho

Que maravilloso es saber que Cristo busca intimidad con cada uno de nosotros. Él nos ha llamado a estar con Él, ha conocerle, a servirle, a amarlo y trabajar para que otros le amen, ¡pero cuántas veces hemos rechazado esa invitación! Y se que no es fácil identificar las veces en que no hemos respondido, pero hagamos un examen rápido que nos ayude a clarificar.

Leer más »

El otro día me senté frente al Santísimo a hacer oración y comencé a contarle todas las cosas que me preocupaban o que no entendía. Se que Jesús está abriendo puertas en mi vida, poniendo planes sobre la mesa que yo no tenía calculados, entiendo que hay muchas cosas que vienen de Él pero a la vez las miraba y me preguntaba: ¿cómo va a ser posible esto? ¿Cómo quieres que afronte esto que me parece tan loco, tan imposible?

Me encontraba frente a sus planes y me sorprendía: lo que va planteando me saca de mi comodidad, de aquello que humanamente puedo calcular y tener bajo control. entonces le decía: Jesús, te agradezco por esto, se que es un regalo... iPero cómo va a ser! ¿Cómo va a funcionar? ¿Qué va a pasar ahora? ¿Cómo voy a estar segura? Y llegaba a ese momento en que me gustaría tener una bola de cristal para ver el futuro y decir: bueno, me quedo tranquila porque se lo que va a pasar.

Eso de la bola de cristal suena horrible e) ya lo sé... pero nos pasa que humanamente queremos un Dios que nos aclare el futuro, que nos explique el desarrollo de las cosas, que nos tranquilice con certezas de acontecimientos. Pero la cosa no funciona así...

De pronto, entre el ruido de mis pensamientos, Jesús pidió silencio y me hizo recordar un pasaje precioso de la Escritura: Mateo 14, 27.

Estaban los apóstoles en la barca y ven a Jesús caminando sobre el mar. Primero se asustan, pero Jesús les dice que es Él, que no tengan miedo Pedro, valiente, le pide que haga que también él pueda caminar sobre el agua. - ¿No les parece que Pedro se enfrenta a algo imposible, que suena loco y descabellado? - Ante el pedido de Pedro, Jesús responde con voz clara y amorosa: "Ven". Y Pedro se lanza al agua sin dudar.

Estaban los apóstoles en la barca y ven a Jesús caminando sobre el mar. Primero se asustan, pero Jesús les dice que es Él, que no tengan miedo Pedro, valiente, le pide que haga que también él pueda caminar sobre el agua. - ¿No les parece que Pedro se enfrenta a algo imposible, que suena loco y descabellado? - Ante el pedido de Pedro, Jesús responde con voz clara y amorosa: "Ven". Y Pedro se lanza al agua sin dudar: empezó a caminar sobre el agua en dirección a Jesús. Pedro estaba haciendo lo imposible, lo que humanamente no sucede, pero podía: estaba haciéndolo porque así lo quería Jesús.

De pronto, dice la Escritura, Pedro se fija en la tormenta: en el viento, en las olas... y siente miedo: Pedro deja de ver a Jesús, desprende su mirada de la mirada de Cristo y empieza a concentrarse en lo que lo rodea y le da miedo: en las circunstancias que lo asustan, en la inseguridad que la tormenta le produce. Pedro deja de mirar a Cristo y empieza a hundirse. "Sálvame, Señor" grita. En ese instante - continúa la Escritura - Jesús extiende la mano y lo agarra. Lo mira y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudas?» Jesús no demoró ni un instante en rescatar a Pedro que se hundía. Pero mientras le extendía la mano, seguramente con una mirada triste, le reclamó amorosamente su falta de fe.

Pedro fue capaz de lo imposible mientras miraba a Jesús y confiaba en que Él le había llamado: su mirada estaba prendida en la mirada de Cristo, pero cuando deja de mirarle a Él, se hunde. Pensaba en el dolor del Corazón de Jesús cuando preguntaba: ¿por qué dudas? ¿Por qué no has confiado en mi? ¿Por qué has dejado de mirarme? iAcaso no te he dicho yo mismo que es posible!

y, ¿Acaso no me estaba pasando a mi lo mismo?

Jesús me estaba llamando a caminar sobre el agua, a ir confiadamente hacia Él en medio de todo lo que, humanamente, pareciera imposible y se escapa de mi control. ¿Acaso no me había dicho como a Pedro, "ven", invitándome a lanzarme al agua? Él no quería que yo entendiera, ni que buscara respuestas en el futuro, ni que tenga certezas humanas. Jesús quería que me lance al agua y punto. ¡Que me lance porque El me llamaba, y punto!

Esa es la entrega que Él sueña para ti. Por eso permite la tormenta.¡Que me lance porque Él me llamaba, y punto!

Santa Teresita de Lisieux

Nuestra relación con Jesús no se basa en una bola de cristal que nos revela el futuro y nos da tranquilidad, nuestra relación con Jesús se basa en esta única certeza: Dios está enamorado de mi, de ti. De cada uno personal y profundamente. Y como tenemos la certeza de que nos ama, confiamos: como creemos en su amor, en su llamada, en su voz, nos lanzamos al agua, nos abandonamos a sus planes, caminamos con confianza, aún en medio de la tormenta. La certeza de la vida con Cristo es Él mismo. No importa a dónde, no importa cómo, no importa por qué: si está El, es suficiente.

(...). He puesto mi confianza en Dios y no tengo miedo de nada, me he entregado totalmente a su santa voluntad; que haga de mi lo que quiera y vo, de todas maneras, Le amaré siempre»

Santa Teresita de Lisieux

La seguridad del amor

Ante lo desconocido, el alma tiembla. Dios dispone para nosotros caminos desconocidos, que parecen imposibles, que escapan de nuestros cálculos humanos, y sentimos miedo. ¿Por qué dudas? Pregunta Jesús. Imagina el dolor en su voz cuando lo pregunta. Le duele nuestra duda, le duele nuestra desconfianza: porque la falta de confianza encierra falta de amor. Si le amaramos y si verdaderamente creyéramos que nos ama, nos entregaríamos a sus planes sin pedir explicaciones, sin reclamar seguridades a futuro, sin angustiarnos ni preocuparnos por nada.

Si tenemos la certeza del amor, seremos capaces de caminar sobre el agua. Mirándolo a Él, fijando nuestros ojos en sus ojos, seremos capaces de lanzarnos fuera de la barca y vencer la tormenta: ir hacia Cristo aunque sople el viento, nos asusten las olas y haya peligro de naufragar. Porque sabemos que, si estamos con Él, nada malo podrá pasarnos.

Cuando nos encontremos ante lo imposible, como caminar sobre el agua, confiemos en que podremos porque Él quiere, porque Él llama, porque Él lo permite. Caminar sobre el agua no sería posible sin Su voz amante llamando, sin su mirada que nos sostiene; sería impensable sin Él.

Digamos como San Agustín: “Señor, dame lo que me pides y pídeme lo que quieras”. Que nos de la gracia de no dejar de mirarle, de no tener miedo, de no hundirnos en la tormenta. Que nos de la gracia de no defraudar su amor, de no dejar de confiar nunca.

Señor, si tu me mandas, caminaré sobre el agua.

Te dejo aquí el post con algunas frases que me sirvieron mucho mientras meditaba sobre este tema. ¡Gracias por leer! ¡Nos vemos por Instagram!

Comparte este contenido:

WhatsApp
Twitter
Facebook

Creer sin ver

Creer sin ver. Y cómo cuesta, y cómo fallo. Porque a pesar de haber experimentado a Cristo, de haberle visto ocuparse de mis cosas, después de vivir su amor en carne propia, también empiezo a dudar.

Leer más »

Totus Tuus: La visita a Lourdes

Visitar Lourdes fue una gracia. Llegué de noche. Hacía mucho frío pero el corazón estaba ardiendo. Caminé hacia la explanada frente al Santuario y la vi allí: hermosa, con la luna detrás, dándome la bienvenida. La imagen de la Virgen de Lourdes, que luce una corona preciosa, me saludaba, presentándome su casa.

Leer más »

Ser sal y luz

Hemos sido creados para ser sal y luz del mundo. Cristo ha querido valerse de nosotros, con nuestras debilidades, pecados, imperfecciones y faltas de amor. Él ha querido que nosotros colaboremos en su proyecto de salvación porque quiere que todos los hombres le conozcan y le amen. ¿Es posible ser sal y luz en medio de un mundo que parece rechazar a Dios? No solo es posible, es necesario; porque aunque parezca un mundo que lo rechaza, en realidad lo reclama a gritos, lo necesita, lo demanda. Es un mundo que necesita amor porque se está muriendo de frío. En medio de eso, estamos llamados a ser fuego que haga arder la tierra.

Leer más »

Un propósito: amarle mucho

Que maravilloso es saber que Cristo busca intimidad con cada uno de nosotros. Él nos ha llamado a estar con Él, ha conocerle, a servirle, a amarlo y trabajar para que otros le amen, ¡pero cuántas veces hemos rechazado esa invitación! Y se que no es fácil identificar las veces en que no hemos respondido, pero hagamos un examen rápido que nos ayude a clarificar.

Leer más »

¡Aquí hay más contenido!

Podcast by Voluntas Tua