Voy en el día 3 del viaje y ya han pasado muchísimas cosas que estoy segura, marcarán un antes y un después en mi camino espiritual. Normalmente cuando escuchamos testimonios de visitas a Santuarios Marianos conocemos historias milagrosas: curaciones, conversiones repentinas, visiones, llantos, experiencias sobrenaturales. No quiero decir para nada que todo eso esté incorrecto, por el contrario, me parece asombroso. Es impresionante ver como Dios manifiesta su gloria y su voluntad a través de esas experiencias tan especiales y privilegiadas, pensadas a detalle para el alma que la necesita. Mi experiencia, sin embargo, es distinta, porque hasta ahora no he experimentado nada sobrenaturalmente místico. En estos tres días de peregrinación la Virgen se ha manifestado de una manera tan directa y ordinaria que me sobrecoge completamente poder entenderla y encontrarla en lo más evidente y sencillo.